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Mostrando entradas de abril, 2013

Esas lecturas tan necesarias

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Finaliza abril, que es el mes del libro. Y aprovecho para escarbar en el librero y seccionar (nuevamente) a los que están pendientes. Entonces di con “Saber narrar”, que pertenece a la colección de títulos del Instituto Cervantes y fue editado por Aguilar. Sí, aún lo tenía entre los que esperan. Pero lo saqué, y al tomarlo recordé la frase: “nadie tiene el conocimiento pleno”. Aún cuando se vive de tal o cual oficio, si existe alguna certeza es que siempre hay algo nuevo por aprender. Entonces ¡aquí vamos! La lectura de estos días será una aventura didáctica sobre la narración en la literatura (por Eugenia Rico), en periodismo (por Juan Cruz Ruiz) y hasta en el cine (por Francisco Javier Rodríguez) Es un libro recomendado para quienes se dedican –y están interesados- a  contar historias en cualquiera de estos campos. 

La música que nos llevamos de la mano

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A borbotones la música nueva, diversa, las mezclas...pero al final se recurre a aquellos temas que tienen piezas del autor. Y tiene mucho que ver con eso de que el presente sirve para apreciar en cantidad lo que se tuvo en el pasado. El hoy de la música es lo más parecido a miles de caminos; el futuro está en ella, las influencias y las colaboraciones –más que nunca- las millares de agrupaciones estadounidenses con “el way” del britpop y éstas a su vez con la onda gringa,  y que entonces no sabes quién es quién; las voces, las guitarras, los coros...todos lo mismo, con sus excepciones, por supuesto. Y divertida, eso sí, lo que se nos está dando es música, sin importar la letra, con miras a que nos bailemos la tristeza más grande. Y al parecer que es verdad eso que escuché por ahí el otro día: “la gente lo que quiere  es bailar”. Y eso está bien, al final con tantas agitaciones y vaivenes quizás los oyentes han dicho “qué diablos, ¡hay que vivir!”. Bien, pero esa solución no resu

El contenido y la forma

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Dice el escritor Luis Goytisolo, ganador reciente del premio Anagrama de Ensayo, que los géneros literarios empiezan y acaban. “Tiene que ver con el cambio de los hábitos sociales”, señala. Para León Tolstói (1829/1910), autor de la novela Anna Karenina, una cosa era importante: impregnar realismo en contenido y forma. Retratar la realidad en sus historias, tal cual. Así como, por ejemplo, también lo hiciera Honoré de Balzac. Persiguiendo su objetivo Tolstói concibió una obra que acabó por convertirse en una de las más representativas de aquel movimiento literario, el Realismo. Dejando  documentada para su posteridad – y la nuestra- cómo era la aristocracia y la alta sociedad rusa a la que pertenecían mujeres como Karenina. Porque sí, se escribe para el mañana, como testigo, como referencia, para que el pasado exista. Por eso, cuando Goytisolo dice en una entrevista que le hiciera la Revista Ñ del periódico El Clarín: “Que se lea menos ahora implicará también que haya menos escri