Lo humano de moda...
De niña pensaba que había un humano detrás o dentro de ciertos objetos, pensaba por ejemplo, que un pequeño hombre, quizás un duende, vivía dentro de los semáforos y era quien decidía si verde, rojo o amarillo o que La Vecindad del Chavo quedaba dentro de la TV. Supongo que la ciudad de Berlín también creía lo mismo, por eso sus semáforos peatonales tienen un pequeño hombre que indica cuando sí y cuando no y se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad. He vuelto a pensar en ello, en esa idea de que detrás de todo a nuestro alrededor está el componente humano operando constantemente, lo cual es así y si es así, resulta lógico que las ciudades, operadas y compuestas por humanos, sean pensadas y diseñadas para los humanos. Pero, ¿qué significa esto? Se supone que el crecimiento y desarrollo de una ciudad responde a un plan, un plan que esté regido por el derecho que tenemos a la ciudad, uno cuyo norte sean las personas. Sobre el “derecho a la ciudad” (no, no es un