El lugar correcto
Lo curioso, es que una hora antes le decía a una amiga, con la boca llena de certeza, que lo único que salva a uno es la música: “por ella y la literatura estamos vivos, lo demás son cuentos de camino, te lo juro”… y no tuve que empeñarme en extender mis argumentos porque enseguida ella dijo que sí; que es verdad que lo demás es monte y culebra, que si estás triste o alegre hay siempre alguna canción que te sirve de soundtrack, o banda sonora que es lo mismo. Una hora más tarde yo me entregaba, aunque debía decir que en realidad me abandonaba, a la canción que la mañana de ese día sirvió de despertador: “Crave you”. Parecía una sonámbula que se movía con el vaivén del sonido, lo sentía. Me abandonaba. Quien me hubiera visto, seguro me creía triste, pero en realidad yo celebraba. La música sonaba, la brisa golpeaba mi cara y era una mujer que volvía a constatar que el sitio en el que quería estar era justo en el que estaba...