Una fábrica muy dulce


Algunas historias son tan fantásticas que nos gusta creer que son verdaderas. Muchas de ellas, escritas y llevadas luego al cine, se convierten en íconos vistos y leídos por una gran cantidad de personas. Así paso con Willy Wonka la fábrica de chocolate, una novela infantil escrita en 1964, por el británico Roald Dahl y que él mismo adaptó al guión cinematográfico.

Su estreno fue en 1971, y la ciudad escogida para el rodaje fue Munich, en Alemania. La música de este filme mereció un Oscar. La trama y sobre todo ciertas escenas dentro de la fábrica resultan imborrables; especialmente para los niños, que es a quienes está dirigida la historia. Aquella inmensa cantidad de dulces de todos los colores, un río de oscuro chocolate, caramelos experimentales que estallaban de sabor en el paladar…es el sueño hecho realidad de cualquier pequeño. Pero también, y como suele suceder en toda historia de este tipo, se pueden encontrar, entre otras, un par de lecciones: se puede tener todo el dulce o alimento necesario pero la glotonería no es buena. Además, es necesario ser educados y respetuosos con los demás.
En 2005, Tim Burton lanzó su versión de la historia, "Charlie y la fábrica de chocolates". En ese entonces los avances en la industria le permitieron hacer una película en la que todo lo descrito anteriormente se aprecia a mucho más vivo color, y Jhonny Deep fue quien interpretó a Willy Wonka, el dueño de todo aquel bien acaramelado.

Publicado anteriormente en la Revista Pandora.  Personificación hecha al comunicador Luis Manuel Aguiló. Fotografía de Karla Sanabia.



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