Ocultos en El Maniel
Camino a El Maniel, mejor conocido como San José de Ocoa. En
el trayecto voy leyendo el reporte de David Dixon Porter que cuenta sobre su
historia y experiencia en esta tierra ubicada entre las montañas, llamada El Maniel (refugio) por sus primeros habitantes: los esclavos fugitivos en la época de la colonia, quienes huyeron a estas tierras altas para ocultarse por tener difícil acceso.
Una vez en el pueblo es necesario visitar la Casa de los recuerdos del padre Luis José Quinn, un sacerdote canadiense que vivió durante 42 años en San Jose de Ocoa y a quienes los lugareños consideran como un lider y ejemplo comunitario por sus constantes aportes. La casa, hoy convertida en museo, fue residencia del religioso y en ella se aprecian sus pertenencias; entre las que destacan algunos instrumentos musicales, así como la máquina de escribir y heramientas para imprimir comunicados propios de la labor educativa que realizó Quinn.
En una mañana asaltamos a la panadería Lavigne, descubriendo que la producción de estas galletas con aspecto de importadas está aquí en San Jose de Ocoa. Lamentablemente el delicioso pan de pasas y las donas artesanales no llegan a la capital. Esta pequeña empresa familiar también elabora algunos productos de repostería.
Nuestra estadía fue en el Rancho Francisco, que forma parte de las ofertas nocturnas del pueblo con un gran salón para presentaciones, Karaoke, un par de piscinas alimentadas por el río y lo mejor: el servicio. Lo que pidas en Rancho Francisco si no lo tienen lo preparan o mandan a buscarlo ¡Garantizado!
Café de alturas
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Rumbo a Rancho Arriba. |
Paquetitos de café Samir. |
Salí contenta de San José de Ocoa donde al fín pude conocer la historia de su nombre antiguo y donde su gente está trabajando en conjunto para resaltar sus valores como pueblo y ampliar las ofertas para así llamar la atención de turistas que buscan lo alternativo.
El frondoso parque de San José de Ocoa. |
Regresé a casa un poco carga de productos ocoeños. |
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