Serie. Casas I - II - III
Durante mis viajes por el interior del país he hecho algunas fotos de las casas del pueblo y el campo. La razón por perpetuarlas en una foto es el hecho de que ellas me transportan a una etapa de crecimiento en donde aprendí que lo importante era la gente, el ser humano.
Dentro de algunas de estas estructuras desiguales, envejecidas, algunas hechas con retazos y en constante transformación por la reparación imprevista y emergente se sabe bien que mientras existimos los unos con consciencia y sin indiferencia hacia los otros la carencia a veces es un asunto secundario que tiene solución. Estar para el otro y viceversa. Decidí compartirlas, antes ya las he puesto en la cuenta de Instagram @glenysgonzalezv
I
El tiempo parece no transcurrir en algunos lugares.
II
-Señor, ¿le puedo hacer una foto?
-Puedes, yo no pierdo nada.
Barahona, República Dominicana
III
Fina estampa. Independientemente de su estado, la carencia de lo nuevo, y la fragilidad de su economía, los dueños de las casitas campesinas son invaluablemente ricos como personas. (A los pies de la entrada resalta una planta de hinojo)
Jarabacoa, República Dominicana
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