Preguntas raras
Al final no son
raras; lo son las situaciones y formas en las que te las hacen. Vas por el
pasillo pensando en lo perezoso que se hace ir al baño cuando estás concentrada
y éste queda tan lejos. Un compañero te detiene en el pasillo, de repente, y no
sabes por qué; te agarra el brazo y espeta como si se estuviera escondiendo del
Depredador: “¿Para dónde vas?”. Lo miras, y en tu cabeza la respuesta es que a
él no le importa pero le dices que vas al baño, te suelta y se va.
Vuelves al trabajo y escarbas ideas. Después de unas horas, un café es lo único
que te despertará del letargo así que vas por él. Mientras el oscuro y aromático
líquido cae en tu vaso alguien te pregunta ¿de dónde vienes?... ¿pero y qué es esto?
Trato de ver mi
espalda, reviso mi cabello y me toco la frente en busca del letrero que diga:
“Pregúntenme de dónde vengo y hacia dónde voy”.
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