Mi situación con los zip lines


La situación es esta: la creciente industria del turismo en RD ha dado pie, para gracia de nuestros pueblos y comunidades, al auge del ecoturismo. Con ello, también aumentó el número de opciones para tirarse, o como solemos decir en Dominicana, "jondiarse" entre montañas y hermosísimos paisajes verdes por medio de zip lines. 

Yo he probado un buen par de ellos pero admito y lo digo siempre: no me gustan. ¿Por qué? Porque realmente me estresan. La primera vez que me lancé de uno fue en el parque Cumayasa Sky Adventure y las advertencias de seguridad y de riesgos fueron tan específicas que desde el momento en que me equiparon hasta que me lanzaron no paré de preocuparme: si tenía las manos donde debía; que las piernas estuvieran en la posición que me indicaron para evitar llegar a la estación sin una menos...(estoy exagerando, jajaja) y por su puesto; que debía estar muy pendiente a las señales de los guías y cuidando de hacer movimientos brúscos que me hicieran perder el equilibrio o la velocidad. Desde ese día, en cada nuevo zip line que me subo se repite el mismo nivel de estrés, y cuando me aseguro de que todo está en orden ya he llegado al otro lado y me perdí toda la "emoción".
Sin embargo, siempre que tengo la oportunidad no dudo en lanzarme o "jondiarme" porque una de las cosas a las que temo cada vez que viajo es a la sensación de regresar a casa con la duda o angustia de no haber vivido toda la experiencia que el destino me brindó. Si estoy allí, que no me cuenten; yo quiero ser quien lo viva. 

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